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Una experiencia decepcionante en un colegio que prometía mucho más.

Durante mi paso por este colegio privado en la etapa de secundaria, viví una realidad muy distinta a la que se prometía en las jornadas informativas. El ambiente académico estaba marcado por la presión, la competitividad mal gestionada y, en muchos casos, la falta de sensibilidad por parte del profesorado ante situaciones de acoso o malestar emocional.

El bullying era una realidad constante, y lo más preocupante es que muchos docentes preferían mirar hacia otro lado. En lugar de intervenir o apoyar a los alumnos que lo necesitaban, algunos incluso contribuían al problema con comentarios despectivos o actitudes humillantes. La prioridad parecía ser la imagen del colegio y los resultados académicos, no el bienestar de los estudiantes.

En mi caso, esa falta de apoyo y comprensión tuvo un impacto profundo en mi autoestima y salud mental. Salí adelante gracias a mi familia, mi esfuerzo y el apoyo que encontré fuera del entorno escolar. Hoy tengo una carrera sólida en el ámbito profesional, pero el recuerdo de aquellos años sigue siendo una herida abierta.

Mi consejo a las familias es que no se dejen llevar solo por el prestigio o las instalaciones. Pregunten, hablen con otros padres, y sobre todo, observen cómo se trata a los estudiantes en los momentos difíciles. La verdadera calidad de un colegio no se mide solo por sus notas, sino por cómo cuida a su gente.

La dirección ejerce su función bajo el despotismo. Cuando hay casos de bullying, la Dirección amedrenta a los niños acosados para que no trascienda a la opinión pública su gestión. Intenta acusarles de cosas que no han hecho. Sus contactos en la Comunidad de Madrid (puesta a dedo por la Administración) la mantienen en su puesto

Cada año que pasa siento una mayor decepción. Profesores y dirección que no cumplen lo pactado (sacar las notas en día forma). Intentan convencerte, con modos a veces amenazantes, de lo que a ellos les conviene (por ejemplo no querer eliminar tablets) al contrario de lo que se está sugiriendo desde la propia Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid o profesores que se ausentan de viajes de estudio que no les corresponden (a mi sobrina se le fue la profesora a la semana blanca, curso que no le correspondía, por ser la pareja del profesor que sí debía ir), y en general dejadez y un "todo vale" ante hechos que precisan amonestaciones por comportamientos inapropiados de algunos alumnos, cuando no, ausencias constantes de profesores por diversos motivos, dejando en manos de los alumnos materia que deben aprender por ellos mismos y no se explica en clase.