Escola IPSE

Mi paso por este colegio durante primero y segundo de bachillerato fue muy difícil. En primero ya noté cierta falta de respeto y apoyo por parte de algunos profesores, pero fue en segundo cuando la situación se volvió realmente grave.
Tuve como tutora a Carmen Pedrol López, una persona completamente carente de empatía, con la que era imposible hablar. En momentos en los que más necesitaba acompañamiento, me hizo sentir juzgada, ignorada y señalada. Su trato, lejos de ayudar, me hundió más. Mostraba claros favoritismos y en vez de apoyar, se dedicó a cuestionarme constantemente.
También destaco la actitud de Laura Posino Griño, profesora de literatura catalana. Aunque al principio valoró mi trabajo, cuando surgieron problemas personales, comenzó a poner en duda lo que hacía, preguntando incluso si mis textos eran míos, algo que solo me preguntó a mí. Ese tipo de trato selectivo y desconfiado es inaceptable.
Pedí ayuda en varias ocasiones y no recibí el apoyo que necesitaba. Incluso se llegaron a lanzar juicios sobre posibles dificultades de aprendizaje sin ningún informe, lo que considero una falta de respeto grave.
Esta ha sido mi experiencia real. Ojalá sirva para que otras familias piensen bien antes de escoger este centro. En un curso tan importante como segundo de bachillerato, sentirte maltratada por quienes deberían apoyarte, deja huella.

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Un centro del quiero y no puedo. Me sorprendió que una pareja amiga con un hijo allí nos dijera que parece que mendiguen para que les vengan alumnos, usándolos para que hablen bien de ese sitio y les mandan la publicidad a sus correos para que los vendan bien. Lo visité pero vi que son de mucho hablar y hacer muy poco. Creo que la dirección son todo fachada, por no hablar que tienes que pagar una fundación y unos servicios que no te queda nada claro para qué les sirve, si por lo que me dijeron, la asociación de pares i mares ha pagado la informática del aula y las pantallas. No me supieron aclarar si los niños enfermos podían recibir clases a distancia. Colegio que se dice religioso pero porque celebran las fiestas tradicionales, pero nada más. Por el resto, aulas pequeñas y colores que agobian, el gimnasio muy pequeño, pero dicen que por la pandemia hacen clase en el patio. El servicio de comedor lo tienen en una gran sala y ponen la comida en bandejas. Se ve que para ir a las clases de primaria suben por unas escaleras que dan al patio, al aire libre, no sé cómo harán para que niños con movilidad reducida vayan al patio con suficiente acceso directo, porque con esas escaleras no lo hay. Lo dicho son un quiero y no puedo. No me gustó.

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Fuimos en puertas abiertas. No me gustó las instalaciones. Clases pequeñas y hacía mucho calor. Gimnasio pequeño. Parecía otra cosa desde fuera da la impresión de ser muy grande pero no me acabó de convencer. Da como de que está mal aprovechado. En el comedor la comida la hacen ellos y la reparten en bandejas.
Lo hablé con unos padres que ya no tienen a su hija en el colegio desde hace dos años. No me lo recomiendan. Al final no le apunté al mío.

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Opinion procedente de padres de alumnos companeros mios

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