CEIP Escritor Alfonso Grosso, información y opiniones

Resulta muy gracioso comprobar cómo el colegio hace equilibrios imposibles para justificar que los alumnos usan poco y mucho a la vez las tablets que nos han hecho comprar a los padres por casi 900€ cada niño, en sustitución de los libros de texto. ¿Que eres un padre crítico con las tablets? Te vendo que lo usan poquísimo, y que no paran de escribir en un cuaderno que te venden como si fuera el último grito innovador. ¿Que eres de los padres que apuestan por las tablets en los coles? les dices que lo usan un montón y que están aprendiendo a tope competencias digitales, viendo videos a gogó, haciendo kahoots como si no hubiera un mañana e investigando online sin parar (la parte de chatear entre ellos, jugar a videojuegos online, ver fútbol, compartir fotos, o ver reality shows en clase se la saltan).

La triste realidad es que las tablets eran "tan imprescindibles" para aprender desarrollando sus competencias digitales, que cuando realmente las necesitan en asignaturas como Tecnología y Digitalización, no las usan porque no dan la talla para estas asignaturas y les tienen que dar portátiles del colegio para ellas. Irónico ¿no?

Lo dicho, todo esto sería muy gracioso si no fuera por el pastizal que nos han hecho gastarnos a los padres en las dichosas tablets para que, a la hora de la verdad, no las usen casi, y si no fuera porque, de paso, han decidido obviar todos los efectos secundarios que conlleva sustituir libros por pantallas, ignorando todas las recomendaciones médicas y pediátricas.

¡Ole su arte!

Las maestras no aguantan más. En Primaria se hacen concursos que suponen un agravio comparativos en las rrss, como la decoración de puertas en el aula. Se están produciendo muchas bajas y excelencia ya que este año van a haber oposiciones..... los docentes ya están buscando salidas. Educación física....música....secundaria..... sigan así, condiciones pésimas para ser un concertado.

Colegio malo, muchos cambios de profesores y muy mal ambiente en infantil y primaria. La profesora de música está más que harta y quemada