CEIP JUAN XXIII, información y opiniones

Los profesores no tienen empatía con los alumnos con dificultades, entre ellos se tapan y se ayudan para dar una buena cara a los padres de los alumnos. Es una vergüenza de instituto tanto por los profesores como las clases que imparten, casos de profesores vacilando a los niños mostrando el nivel de pésima educación que tienen, otros profesores sin ningún tipo de apoyo basando sus clases en leer un libro sin ayudar a las dudas ni nada por el estilo. La dirección del centro pésima, mala organización entre ellos. Pocos profesores son conscientes del peso que tienen frente a los alumnos, pocos profesores hacen bien su trabajo.

El colegio dispone de comedor y transporte gratuito, ya que la muchos de los niños son de pueblos cercanos a la ciudad. Eso hace que el colegio tenga lo bueno de la ciudad y lo bueno del rural. Lo que le da un carácter muy especial. El entorno está en plena naturaleza, rodeado de arboles y al lado del rio Loña. No tiene bachillerato, el centro asociado es IES As Lagoas.
El nivel con el que salen es adecuado, no he notado ningún bajón de notas al entrar en Lagunas, más bien al revés. El nivel es muy bueno. Recomiendo este colegio público.

Quiero expresar mi profunda preocupación y decepción por la gestión académica y el trato que he recibido en el Instituto Pablo Picasso. Durante el curso, he detectado errores en el cálculo de mis medias de exámenes, lo cual ha afectado negativamente mis calificaciones y, por ende, mi rendimiento general. A pesar de haber comunicado esta situación en varias ocasiones, no he recibido una respuesta adecuada ni una solución efectiva, lo que ha generado un impacto muy negativo en mi experiencia educativa.

Además, es alarmante que los alumnos con discapacidades, como dislexia o TDAH, no reciban las adaptaciones necesarias para poder rendir en igualdad de condiciones en los exámenes. Esta falta de apoyo y consideración demuestra una clara ausencia de empatía y comprensión hacia las necesidades específicas de estos estudiantes, quienes muchas veces son tratados como simples números o estadísticas, sin importarles realmente su bienestar ni su desarrollo personal.

Considero fundamental que una institución educativa garantice no solo la exactitud y transparencia en la gestión académica, sino también un entorno inclusivo y humano, donde todos los alumnos puedan sentirse valorados y apoyados. Lamentablemente, mi experiencia en este instituto ha sido todo lo contrario.

Espero que esta reseña sirva para que el Instituto Pablo Picasso reflexione y tome medidas concretas para mejorar sus procesos, tanto en la corrección de notas como en la atención a estudiantes con necesidades especiales, y que así eviten que otros alumnos pasen por las mismas dificultades que yo he enfrentado.